Pese a que este año no había baloncestistas VT Sports en competición, el torneo nacional de la NCAA es uno de nuestros eventos favoritos. Tras tres intensos fines de semana, March Madness ha llegado a su fin, con las victorias de Stanford frente a Arizona en chicas y de Baylor contra Gonzaga en chicos. En este post vamos a centrarnos en esta última, una entidad de apenas siete mil alumnos que se está codeando con las universidades más poderosas de Estados Unidos.
Gonzaga llegó al duelo de titanes contra Baylor con un récord impoluto de 31 victorias y 0 derrotas. Los Zags fueron el primer equipo masculino en presentarse invicto en la gran final desde la Indiana State de Larry Bird en 1979, final en la que sucumbieron contra la Michigan State de su némesis Magic Johnson. Es decir, cuando la línea de triple no existía aún. Los últimos en culminar la temporada perfecta con un entorchado nacional fueron los Indiana Hoosiers en 1976.
En 1998, la pequeña universidad jesuita estaba acuciada por los problemas económicos. Al borde del abismo y de cambiar sus equipos a Division III. De repente, el equipo de baloncesto masculino se coló sorpresivamente en el Elite 8, los cuartos de final del torneo nacional de la NCAA. En las dos temporadas siguientes, los de Spokane alcanzaron el Sweet 16. La Cenicienta le estaba tomando la medida al primer fin de semana de March Madness. Su éxito se basaba en el juego de equipo, formado en su mayoría por jugadores del noroeste de Estados Unidos, el llamado Pacific Northwest o PNW.
Dos décadas más tarde, el equipo de basket de Gonzaga es un transatlántico. Desde 2015, sus resultados en el torneo de la NCAA hablan por sí mismos. Dos Sweet 16, dos Elite 8 y dos dolorosas derrotas en las finales de 2017 y 2021. Ninguna universidad ha ganado tantos partidos como los Bulldogs en marzo durante este período. Evidentemente, no hubo una transformación instantánea. El programa está donde está gracias a la visión conjunta del entrenador Mark Few y el director deportivo Mike Roth.
Progresión de los Zags desde su eclosión inicial a su explosión definitiva
En este bloque vamos a dividir la trayectoria ascendente en diferentes fases desde que Few es entrenador, basándonos en las estrategias utilizadas para mejorar su equipo.
Fase 1 (1999-2012) – Eurozags
Tras la irrupción de 1999, el coach Dan Monson decidió aceptar una oferta superior económicamente para ser el nuevo entrenador de Minnesota. Una modesta universidad de la West Coast Conference no podía competir en una puja con toda una Power 5. Few tomó las riendas. Junto a su equipo de asistentes, diseñó un plan a largo plazo para ir elevando paulatinamente el techo del equipo.
En esta época, Gonzaga todavía estaba lejos de atraer a los mejores recruits americanos. El techo estaba en algunos jugadores de 4 estrellas como Austin Daye, Jeremy Pargo, Steven Gray o Gary Bell Jr., complementados con talentos locales, como el icónico Adam Morrison, o canadienses, como Robert Sacre o Kevin Pangos.
Además, es clave la figura del asistente Tommy Lloyd a la hora de reclutar a jugadores internacionales. Hubo apuestas fallidas, pero su buen ojo a la hora de firmar a europeos top permitió a Gonzaga acercarse a las potencias universitarias a través de un mercado secundario. Tras Mario Kasun o Ronny Turiaf llegaron Elias Harris o Przemek Karnowski.
Hubo temporadas mejores y temporadas peores, pero Gonzaga no faltaba a su cita con March Madness y poco a poco más universidades potentes accedían a enfrentarse a los Bulldogs. Eso sí, se sufría mucho contra equipos físicos.
Fase 2 (2013-2016) – Transfer Paradise
En la temporada 2012-2013 cambió todo. Tras haber jugado un papel poco trascendente como freshman y sophomore, Kelly Olynyk meditaba transferirse. El canadiense era un jugador de perímetro que de repente creció más de la cuenta y se encontró con un cuerpo de pívot. Sin embargo, evitaba bregarse con los interiores rivales. Mark Few y su staff le convencieron para transferirse internamente a Gonzaga. Olynyk decidió acogerse a una temporada redshirt en GU para trabajar en su físico con el preparador Travis Knight y reciclarse completamente como jugador. Tras esa temporada en el ostracismo, el actual pívot de los Houston Rockets se convirtió en el interior más dominante de la NCAA.
En 2013, los Zags alcanzaron el puesto número 1 en el ranking por primera vez en su historia. Pese a ser apeados prematuramente por una inspirada Wichita State en el torneo nacional, el increíble progreso de Olynyk llamó la atención del mundo baloncestístico, siendo elegido en el puesto nº 13 del draft en 2013 por los Boston Celtics, algo impensable unos meses antes.
A raíz de este éxito, Gonzaga comenzó a resultar un destino apetecible para jugadores de universidades grandes que buscaban un cambio de aires. Kyle Wiltjer (Kentucky), Nigel Williams-Goss (Washington), Ángel Núñez (Louisville), Byron Wesley (USC) o Jonathan Williams (Missouri) pusieron rumbo a Spokane en esta etapa. El Elite 8 alcanzado en 2015, en el que se compitió de poder a poder con Duke, a la postre campeón, fue el preludio del ascenso definitivo.
Por supuesto, Tommy Lloyd siguió pescando cracks internacionales como Domantas Sabonis, cuya mejora en apenas dos años fue meteórica antes de dar el salto a la NBA.
Fase 3 (2017-2021) – Titanic
En la campaña 2016-2017, Gonzaga dio un paso más adelante, alcanzando por primera vez la Final 4 y cayendo en la finalísima contra North Carolina en un partido a cara o cruz. Justo esta temporada se firmó por primera vez a un recruit de 5 estrellas directamente desde el instituto, Zach Collins, que fue el primer one-and-done en la historia de la universidad.
No obstante, pese a rendir desde el primer minuto, Collins no era titular. A diferencia de otros entrenadores, Few no garantiza minutos por el mero hecho de ser una estrella juvenil. Él ofrece ser parte de una familia en la que la persona está por delante del jugador, dentro de una cultura ganadora. Pero para disfrutar de minutos sustanciales hay que estar preparados. Por ejemplo, el japonés Rui Hachimura, con clara proyección NBA, tuvo una presencia testimonial en ese equipo subcampeón porque aún no tenía interiorizado el constante movimiento sin balón en el que se basa el juego de los Zags. Few rara vez vacía su banquillo antes del último suspiro, aunque se gane de paliza.
En esta última etapa, siguieron llegando internacionales prometedores como Killian Tillie o Oumar Ballo. Andrew Nembhard prefirió dejar de ser una de las estrellas en Florida a ser uno más en Gonzaga. El cartel NBA de jugadores como el propio Hachimura, Brandon Clarke o Corey Kispert se revalorizó como la espuma en GU.
Y Collins ya no es el único blue chip que eligió Gonzaga desde high school. En esta temporada 2020-2021, los Bulldogs han sido comandados en el puesto de base por un Jalen Suggs que ha excedido las expectativas. El tiro sobre la bocina contra UCLA perdurará en la historia de la NCAA. Y para el año que viene, Gonzaga ya ha firmado a otro Top 10 recruit en Hunter Sallis, además de ser favorita para ser el destino del mejor prospect del país, Chet Holmgren. Parece complicado que el ciclo exitoso vaya a interrumpirse a corto plazo. De hecho, pese a la dura derrota ante Baylor, los Zags aparecen proyectados como mejor equipo del país de cara a la próxima temporada según Jeff Borzello de ESPN.
El entusiasmo del alumnado, clave. ¿Qué es Tent City?
En noviembre de 2004, Gonzaga inauguró el McCarthey Athletic Center, un estadio de 6.000 asientos que mejoraba sustancialmente al antiguo Kennel. El nuevo pabellón está lleno hasta la bandera en cada partido. El público incluye una sección de estudiantes totalmente volcada.
A diferencia del público externo, los estudiantes pueden acceder a los partidos de manera gratuita, pero no sin sacrificios. Imaginémonos que los Zags se enfrentan a Arizona un jueves. Si se anuncia distribución de entradas para el domingo previo a las 8 p.m., hay estudiantes que se ponen a la fila el día anterior. Y las entradas no están numeradas, así que la universidad ideó el concepto de tent city. Ese lunes, una cuenta oficial emite un tuit con una localización dentro del campus. El orden de llegada a ese lugar será el orden de entrada al estadio en el día de partido, aunque esos estudiantes deberán acampar dos noches en las afueras del nuevo Kennel. Recordemos, Spokane no es Lahaina, Malibú o Key West. Hay inviernos que las mínimas superan los -20 grados centígrados. Sin embargo, a los estudiantes no les importa, nada les va a impedir animar al equipo desde las primeras filas y salir en la televisón nacional.
Durante mi periplo en Gonzaga (2010-2014), nunca me animé a acampar para conseguir un asiento mejor. Pensaba ‘¿Qué hacen estos insensatos, pasando un frío de perros, para ver un partido de nuestros compañeros de clase que probablemente acabe en nueva decepción?’. Esos años, ganaron a domicilio en Spokane equipos como la San Diego State de Kawhi Leonard o la Michigan State de Draymond Green. No obstante, pese a las frecuentes derrotas, los fans seguían al pie del cañón. Que la afición no pierda la ilusión es un aliciente para que quienes toman decisiones sigan invirtiendo recursos en el baloncesto.
Múltiples beneficios en la actualidad
Además de atraer cada vez a mayores talentos deportivos, ahora la universidad atrae a mejores expedientes académicos. Recientemente, Gonzaga pasó de ser considerada una universidad regional a una nacional según US News. Además, en el plano económico, ahora se disponen de fondos para mejorar considerablemente las infraestructuras del campus.
Curiosamente, el mejor jugador que ha salido de Gonzaga, John Stockton, completó sus estudios mucho antes de la época dorada de la universidad, en 1984.
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